10 diciembre 2006

Yo pisaré las calles nuevamente...


Yo pisaré las calles nuevamente

de lo que fue Santiago ensangrentada,
y en una hermosa plaza liberada
me detendré a llorar por los ausentes.

Yo vendré del desierto calcinante
y saldré de los bosques y los lagos,
y evocaré en un cerro de Santiago
a mis hermanos que murieron antes.

Yo unido al que hizo mucho y poco
al que quiere la patria liberada
dispararé las primeras balas
más temprano que tarde, sin reposo.

Retornarán los libros, las canciones
que quemaron las manos asesinas.
Renacerá mi pueblo de su ruina
y pagarán su culpa los traidores.

Un niño jugará en una alameda
y cantará con sus amigos nuevos,
y ese canto será el canto del suelo
a una vida segada en La Moneda.

Yo pisaré las calles nuevamente
de lo que fue Santiago ensangrentada,
y en una hermosa plaza liberada
me detendré a llorar por los ausentes.

Pablo Milanés.

No habrían otras palabras que pudieran expresar mejor lo que siento en este dia.

30 noviembre 2006

caras por casualidades o azares que no busco comprender


dibuja. deja moverse a capricho la lapicera.
garabatea mientras llama y se presenta. hola buenas tardes, mi nombre es nadia. la lapicera viene y va. sin sentido, como cada llamado, cada día, cada minuto. parecen impulsos, reacciones programadas, establecidas, rígidas, banales, efímeras, MUERTAS. no gracias. los dedos que se mueven inquietos ante la indiferencia, el rechazo-programado-asentido-pre-de-ci-ble-conocido, y el intento desesperado de explicar la existencia
SE AGOTA,
ahogándose en un tono muerto, que enfurece sus manos y aprieta la lapicera, allí donde antes sus dedos bailaban. y ese corte, abrupto salto
(stop!)
marca su hoja cruelmente, empezando por una arruga, otra, y otra, que luego es un bollo y el tacho de basura.
tras el otro lado, el tubo yace en la mansedumbre, en un cómplice reposo de quien ignora que tras las vibraciones telefónicas se esconde entrecortada (tal vez) y enajenada (probablemente) un alma. pero alma al fin, con vibraciones aún mas fuertes que las que reproduce aquel aparato plástico sobre la mesita de luz, o los parlantes de la pantalla que se devora las noches de silencio en la cabecera de la mesa, como invitada de honor y reina soberana.

y qué saben del otro lado de los garabatos que se juzgan mecánicos. qué saben del otro lado cuán rápido late su corazón, cuán fuerte se aprieta su puño o cuánto se resiste una lágrima de sus ojos a deslizarse por sus mejillas enrojecidas (¿de furia?).
el corte es suave, simple, redentor. y permite volver al reinado multicolor radiante, sublevación dulce de los sentidos y la crítica.

¿quién era?

nadie.

¡qué sarcasmo!, uno creería que escuchó su nombre, su carmesí nombre, y es una sutil diferencia vocal lo que crea un abismo irreconciliable e imposible de sortear. y allí termina, para quien fuera que ha decidido no responder a sus breves preguntas, su existencia; en cambio tan lineal y trascendente de este lado del tubo...
sin duda no saben que el papel es un fiel reflejo suyo, que los movimientos de sus dedos aún resisten la mecanización imperante, que un mínimo de libertad en sí conserva (y defiende a regañadientes) a pesar de la opresión alienante

-productividad.productividad.productividad-

sin duda ignoran que tras los trazos rojos, entre las caras que se dibujan por casualidades (azares que no busco comprender), está escrita la historia de cada día. sin duda nunca pensarán que alguien pueda leerlos y sentir el mismo odio-asco-indignación que yo siento, ante la indiferencia egoísta con que nos toca enfrentarnos cuando del otro lado oyen ring ring.

toma un nuevo papel.
dibuja. deja moverse a capricho la lapicera.
garabatea mientras llama y se presenta. hola buenas tardes, mi nombre es nadia. la lapicera viene y va. sin sentido, aunque en realidad, llena de él, a diferencia de todo lo demás.

15 noviembre 2006


Bueno, la cosa es así. Hay gente que es desorganizada y te cambia las cosas de un día para otro,
y uno se la tiene que bancar,
como si nada.
O no.

Así que ya sabés: "Arroró mi muñequita" se estrena este sábado a las 19hs.

Ah, por cierto, también cambiaron de lugar. Así que si vas al Luz y Fuerza, nada. Muerte.
Esto es en el Tetro Colonial, cita en Av. Paseo Colón 414 esquina Belgrano.

Llevar autorización firmada por el Padre/Madre/Tutor o Encargado, así
los del grupo se evaden de toda responsabilidad por daños y perjuicios.

La entrada en principio era de $10 y $7 si llevabas la libreta de la facu.
Si sos jubilado creo que no te hacen ningún descuento.
Mundo cruel.

Ah, y ya sabes que no se pueden llevar narcóticos o estupefacientes al teatro, así que tomalos antes de entrar. En caso de que los lleves es muy probable que alguno de los actores se lanze a robartelos. Así que por tu seguridad y la de ellos, no lleves ok?

Nada... corré la voz...


Paramasinfoentraalblogdelgrupodeteatroquees:http://plano22.blogspot.com,osinoentraasuforrolog
queeshttp://fotolog.net/plano22



25 octubre 2006

De eso

Tal vez se trate de eso.

Mojarse una noche bajo la lluvia sin que importe nada,
pisando los charcos,
cantando,
saltando,
gritando,
bailando,

La inmensidad se presenta ante nosotros en las cosas más pequeñas.

Una gota
Otra gota
Ya son muchas…
Y tu cuerpo rompiendo esa cortina de agua celestial,
como cuando creía en su origen divino,
me deja estupefacto,
aniñado ante su espectacular visión.

Ese mundo que parece tan maleable, tan predecible, tan programable se resquebraja.

Caen caen caen!
Las gotitas del cielo caen y caen!
Te salpican y se derraman por tu cuerpo
Tan permeable,
Tan desprotegido,
Tan delicioso.
Y yo que no pensaba,
Yo que no creía que esa noche,
Justo esa noche...

Deja entrever luz entre la nubosidad latente que cubre mis ojos del día.

Me animo a ceder y no creer,
Todo orden es tan vano amor!
Tan vano amor!
Que el tiempo se desarma en cada beso,
Abrazados en la noche fría
Que ya es de mañana
Y nos encuentra solos y mojados
Mientras las gotitas siguen cayendo
Y nos siguen mojando.

Todavía creo que hay algo espontáneo y nada esta del todo dicho.

Tus ojos
Abiertos
Cerrados
Tus ojos

Los míos
Ya no se,
Tal vez abiertos
Tal vez cerrados
O ambos a la vez.

¿Acaso dejó de llover?

Pero no sé.

Tal vez se trate de eso.
Llegar a casa con la incertidumbre de si fue
y no poder saberlo
hasta no volverte a ver.

15 octubre 2006

Faroles encendidos...

No-pensado… eso fue algo no-pensado.
¿Cómo podría haberlo pensado?
Jamás, jamás…
Impulso-reacción. Determinación.

Tal vez debiera pedirte perdón…

Los faroles aún encendidos, el rumor de una noche más perdidos en la ciudad, como todos en esta ciudad, como todos en toda ciudad.
Suave rocío nocturno, me moja los pies perdidos entre los tuyos, mis manos que te buscan, que te encuentran… ardiendo…
en el cuello, entre las piernas…
latiendo, más y más…
en un banco, una plaza, aislados, escondidos… solos…

La nada.

Nosotros.

Nosotros y la nada.

Nada más allá de nosotros mismos.

Presente, esa pretensión vaga, estúpida,
cómoda,
de creer que la revolución se hace hablando.

¡Nada se hace hablando!.

Hablando sólo se vuela, sólo se sueña.
Las palabras sólo acarician las almas, perdidas, como todas en esta ciudad, como todas en toda ciudad. Las acarician, nada más.
La revolución exige fuego, destrucción, odio, valor…

¡Amor!.

Soy una simple recreación de lo que no puede ser,
un vago deseo de realmente ser…
¿Cómo ser libre ser si no se es sino lo que dice ser?
Y yo digo… y mucho…
Y me esclavizo… y mucho...
de lo que digo y no digo,
de lo que otros dicen por mí (y sin preguntar).

Ser.

Como misterio.
Como meta.
Como fin.

Y entre todo eso vos…

Vos como revelación,
Vos como resguardo, inspiración,
Vos como descarga (injusta) de mi impotencia,
De esta ficción… de este ensueño.

De esta revolución… tan ilusoria…
De este vuelo… tan real…
De este quererte… de este perderme…
De este no importarme ya ni mis palabras…

¡Silencio!.

Hablar, hablar, hablar…

¿Para qué?

Si tan solo pudieras callarme…

Desechar los preámbulos que necesito para amarte.

Si tan sólo pudieras besarme…

Si tan sólo…

Amarte.

Como misterio.
Como meta.
Como fin.

Como lo único realmente real.

La nada.

Nosotros.

Nosotros y la nada.

Nada más allá de nosotros mismos.

De este banco, esta plaza, esta noche y los faroles encendidos.

26 septiembre 2006

Con ojos de 4 años


"Si las puertas de la percepción fueran limpiadas, todo aparecería ante el hombre tal como es, infinito"
W. Blake

te miro. te miro y no podés ocultarlo. te miro con un ojo, dos, tres. te miro de fuera, luego dentro, de cotè y de frente. jaja, te miro de cotè y qué se yo cómo se escribe, pero no podés ocultarlo y te reís. tus labios me muestran tus dientes, tu mirada me esquiva entre avergonzada y cómplice. te reís. de todo. de nada. y qué se yo, esas cosas pasan. es el sol, esa flor plateada, la cámara de fotos, los nenes corriendo, el morbo, lo absurdo. y tu risa es todo. es miedo, llanto y coraje, rebeldía... amor... y esa locura, esa exentricidad, verdadera unicidad, que me hace reír y desear que me contagies de todo eso, que me empapes de vos. es querer ver (al menos por un segundo) como entra el mundo por tus ojos, escuchar desde tus oídos la caótica ciudad, sentir este estremecimiento desde las fibras más íntimas de tu piel, y amar mis labios con los tuyos. y mientras, se nos llenan las bocas de palabras viejas, usadas, gastadas, tri-lla-das. porque también es no temer ser cursi y negarnos a vestirnos de gris, porque aunque tantos grises digan que es lo mismo, sabemos que ser cursi y vestir de gris no lo es. y así dejamos desnuda nuestra ridiculez, dejamos que nos ridiculize, primero ante nosotros, luego ante ellos. y si total todo es ridículo, no seamos hipócritas que el día corre, nos corre y ya! ya no hay nada más, no hay muros, no hay ladrillos, no hay mosaicos. no hay. y al besarte, cuando te vas, ya lo entiendo. no hay tiempo, no hay lugar, no hay siquiera un momento. no hay cine, no hay museo de bellas artes, no hay serpientes en el avión ni tampoco pizzas recalentadas. no hay nada y nunca lo hubo, mas que tu beso, en esta despedida, y el abrazo eterno que me acompaña cada noche a mi cama, me tapa y me recuerda... que ya no sueño solo...

15 septiembre 2006

Patio Andaluz

Sabía que llegaría temprano, no soy de calcular bien el tiempo, pero ¿qué mas da?, había un banco y podía sentarme a leer mientras esperaba que llegase mi amigo, ese que quería no se qué de no se que cosa. Esas situaciones me incomodan, ¿qué querría él?, sus llamados fugaces me exasperan incluso más que el tono del teléfono, cuando suena y suena y no lo atendés, porque te estás bañando o escuchando esos discos que nunca me quisiste prestar. De todos modos ya estaba allí, así que tendría que esperar, y bien decidí retomar el libro de anoche.
Mis ojos recorrían vagamente los renglones, confundiendo el orden de las palabras, mezclando puntos. Con. comas, y, g-u-i-o-n-e-s., sin poder retener siquiera el nombre del mayordomo o si le había servido güisqui o alguna otra cosa. Las líneas se iban desdibujando lentamente y la tinta comenzó a escurrirse por entre las páginas, mojándome los pantalones, pintándolos de ese negro oscuro, tan sin sentido fuera del libro. Y sin preguntarme, sin advertirme siquiera te apareciste soberano, reclamando autoridad y tierras sobre mis rincones sueltos a la imaginación. ¡Qué descaro!, ¡Qué infame y traidor!, aprovechar de esos momentos frágiles para apropiarte de lo más propio mio.



Así te vi venir caminando, con un aire entre paseando y buscando... ¿Buscando qué?... no sé, no sé, ibas mirando alrededor tuyo como deteniéndote en cada pequeñez que te rodeaba que luego de que la hubieras visto desaparecía, y todo eso era tan natural como si nunca hubiera estado allí. Juraría que detenías el tiempo a tu paso, mientras yo te miraba (todavía de lejos) perdido en la histeria de los zapatos apurados, más histéricos y más apurados que ayer, que la semana anterior y la otra. Pero a medida que te acercabas el sonido se hacía más suave, y toda esa histeria parecía por un momento calma, calma absoluta que me dejó en silencio, penetrando en mi pecho.
Mirame, mirame, mirame...
Y ya no estabas lejos y ya no habían zapatos ni nada girando que me inquietara. Estabas entre mis brazos sonriendo (un poco con vergüenza, creo) y lo único que escuchaba era tu respiración, el aliento que se mezclaba en la espesura viscosa de nuestras bocas, nuestras lenguas inquietas. Mis dedos recorriendo tu cara, subían, bajaban, volvían a subir y no les importaban los murmullos ni aquel mosaico de lágrimas estallando en plena tarde, en pleno Patio Andaluz. Y se van, se van los fantasmas lejos, se van.

Sonreíste (no con vergüenza esta vez, pero cierta complicidad que sólo yo comprendería), te reíste y nos reímos los dos. Nos reímos de lo absurdo, de ese primaveral Patio Andaluz, de la gente que pasaba, de la gente que miraba, de tanta hipocresía, de tanta estupidez, de nosotros mismos. Nos reímos de nosotros mismos. Y esa carcajada que se había hecho multitudinaria (todo y todos reían en el cambalache en que ya nos habíamos embarrado), fue dejándome solo, sin que lo notara, encontrándome riendo ridículo en un banco, en una plaza, esperando a un amigo que quería no se qué de no sé que cosa, mientras los zapatos retomaban su ritmo de histeria colectiva y el reloj me recordaba que todavía era temprano y podría continuar con mi libro, que había recobrado ya sus palabras. O bien, podrías volver a aparecerte y reclamar ese rincón tan tuyo, para hacer de mi tiempo tu capricho.

30 agosto 2006

En la próxima estación

Esperando que llegue el momento
en el cual me dijeses aquellas palabras que nunca prometiste decir,
desarmándose majestuosamente sobre el aire,
TU aliento,
la construcción de aquel castillo de naipes
del cual me creí príncipe y rey,
enfrentando la realidad de
SER
siervo siempre de la misma maquinaria
que me conduce al vacío de los minutos después de la espera,
que no llega y desespera.
Creyendo ver lo que nunca quisiste mostrar,
sin entender si quiera como fue que sucedió,
por qué no (por qué mierda no?!),
la salida está por allá,
y tu dedo señala sonriente al tren que escucho llegar.
Compasivo, en tu mano, el boleto que me mira piadoso.
Un viaje de ida, vuelta para qué?.
Lo tomo y toco tu mano.
Toco tu mano por un instante ínfimo, un instante que se expande
y ME expande.
Y lejos nuestro se escucha el tren,
el caos de la estación,
el viento huracanado de la prisa que todo lo vuela
y REvuela,
papelitos en el aire,
pasos de reloj,
simetría ra-cio-nal.
Mi mano en tu mano y el boleto que se humedece,
por el vapor, la transpiración, las lágrimas...
las lágrimas...
y el boleto que se humedece aún más
y se desarma en mi puño, esperando...
esperando que no termine el viaje,

que no me exijan el boleto en la próxima estación...

21 agosto 2006

(...)

Podría escribir cualquier cosa esta noche, ¿o debiera decir día? (no... el sol sigue oculto aún).
Podría deslizarme por los toboganes eternos de la melancolía, espiralados-cuesta-abajo, hacia una caída irremediablemente abrupta. Es increíble la velocidad que uno puede tomar en estas situaciones, y entonces todo lo que se ve son sólo líneas rectas, que se retuercen (que me retuercen), que dan vueltas (y me marean), empañadas por las lágrimas que me provoca este viento frío en mis ojos, o la pantalla del monitor (mucho más fría e irritante aún).
Podría empaparme en el inmenso mar de ensueños y delirios al que me conduce este sin-posibilidad-mínima-de-retorno camino para ahogarme en su deliciosa retahíla, un cúmulo de voces incesantes y estridentes... y ¿por qué no? si todos los ríos desembocan en el mar sin importarle si tu sangre es azul o roja, si tus labios han sido besados o no, o si tu piel transpiró alguna vez amor o simplemente se erizó con la brisa de la madrugada.
Podría hacer cualquier cosa en este momento, sin que me importe lo más mínimo, completamente despojado de culpas, reproches, estructuras, SUPERestructuras. Podría ser hipócrita sin serlo, y dejarme seducir por el humo que se menea ante mi rostro absorto, en una engañosa y sensual complicidad, invadiendo toda mi habitación, derramándose por los bordes del escritorio y salpicando todo el piso, arrastrandome por sus siniestros laberintos que (se) no me conducirán más que al mismo lugar de donde partí (pero invadido al llegar, por una sensación de extraña monotonía, y sublime coincidencia). Una pitada (y respiro) y otra... ¿y qué quedó de la histeria del mal aliento, el cáncer y los dientes amarillos?... sólo el vago recuerdo de una rebeldía sin sentido (de no admisión). Yo no fumo, gracias. Sólo me divierto con el humo, me gusta verlo salir de mi boca, tan libre y fugaz (como las palabras que nunca me atreví a decirte)... y además... ¿qué es un cigarrillo?. ¡Nada!. Esto no es fumar como tampoco escribir. Si alguien coherente escribiera empezaría con algo como "toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola..." y eso, ja, eso sí que es escribir. Pero esto, esto es ejercitar la lapicera nomás, como para no perder la costumbre ¿viste?. La costumbre de arrogarme el rótulo de artista creyendo que basta para eso unir esteticamente palabras con puntos, comas y guiones, y sentir una patética compasión por la metáfora de ver a mi cigarrillo consumiendose en el olvido...
Pobre... esperar tanto meses encerrado en un cajón, escondido con recelo, cubierto por hojas y hojas que no dicen nada, resguardado en cajitas camufladas, hermeticamente cerradas, como si se tratara un pecado mortífero y vergonzoso, del que soy hacedor, mereciendo ser devorado por la culpa durante las noches, justo cuando sólo tengo mis sábanas para protegerme. Y todo esto para disfrutar de él dos pitadas cobardes y efímeras, dejándolo consumirse por el tiempo en tortuosa agonía, sin volver a tocarlo, sin volver a besarlo, mirándolo apagarse como se apagan los sueños (mis sueños) de los que me despojo. ¿Y qué hacer en estos casos?. Lo que el tiempo consume ni el amor devuelve, todo se va con el humo que se eleva, se esfuma y se pierde.
Y ya no queda nada, sólo el filtro en el cenicero y yo al comienzo del laberinto, sin haber avanzado un paso. Tiro el filtro al tacho, con otros filtros, con otros sueños, que se desvanecieron de igual modo. Desapareció. Así nomás. Ya no está, che. ¿Cómo pretendés no encontrarme más que escéptico ante esto? Si vivir se trata de observar como todo, todo se desvanecese en el aire.
Y sí, tendré que comprar otro atado de cigarrillos para seguirte el juego. Y sí, podría hacer cualquier cosa esta noche, pero ya es de día...

23 julio 2006

MoviE

Esta escena ya la conozco, el argumento es tan trillado...
Ahí el tipo se acomoda en la cama, enciende un cigarrillo y acerca el vaso de la mesita de luz para tirar la ceniza. Amolda el almohadón en su espalda, moviendo sus hombros disparmente, hasta encontrarse semihundido. La mujer aparece por la derecha, en camisón (preferentemente rojo) y con dos vasos de güisqui.
Poneme otro hielo, dale.
Entonces sale, mientras él sigue fumando. Ni mira la pantalla que esta encendida, se pierde vagamente en el humo, dejándose llevar por sus idas y vueltas. Lo sigue con un dedo indice, lo hace girar, forma circulos, que se superponen unos a otros, y entran en el juego todos sus dedos izquierdos. Moviendose entre aburridos y encantados, descubren ante ellos una mujer, una verdadera mujer, con caderas anchas, tan anchas como largas sus piernas. Se eleva, se agacha, se mueve para un lado y para el otro. Esta bailando un tango, y él la acompaña con sus dedos como un aprendiz. La mira embobado, la acaricia despacio. Con temor primero. A ella le gusta y lo sabe. La seduce... pero su mirada se torna turbia, ya no la acaricia tan despacio... ja! siempre se equivoca...
Ahí no te gusta eh! puta!
Y la mujer se desvanece en tiritas de humo que salen entre los dedos de su puño cerrado.
Gracias amor.
Ya le trajo el otro hielo, y ahora se sienta en la cama junto a él. Se acuesta, dejando caer su mano en su pecho, y luego su cara. Con sus ojos penosamente entreabiertos intenta entender la película que están dando, y no sabe por qué le parece haberla visto. Él la mira y se rie...
¿De que te reís?
Nada, es que esta escena ya la conozco, el argumento es tan trillado...

16 julio 2006

Con el televisor encendido.

Ey ey ey!!! mañana, si si mañana... cumple este blog un año... feliz cumpleaños a mi blog... emmm podria decir unas cuantas cosas al respecto, pero cursilerias aparte, mi blog sabe lo que lo quiero, y no necesito expresarselo acá... un año loco, cuantas cosas... buen, como regalo te dejo esto ultimo que escribí... se que te tuve re abandonado, pero buen, sabrás entender no?...

Con el televisor encendido

¿Cómo te recuerdo?... en la cama.
En la cama sí, medio acostada, medio desnuda. Siempre con el televisor encendido. Porque es verdad, siempre estabas mirando televisión. A veces ni te dabas cuenta, pero podía pasar un día entero.
Acostada y mirándome.
Un día entero y si no te decía ni sabías. No se qué era lo que buscabas.
Encendiendo un pucho, acostada y mirándome.
Pero a vos qué más te daba. Cuando entraba por la cocina... sí, por la cocina, nunca me diste las llaves del living, con esa puerta que nunca abrías, por si venían visitas... la pava en la misma hornalla (sé que no tomabas mate), la taza de café en la pileta y el mantel puesto con seis platos, uno por cada día, porque los días en que yo venía no comías.
Mirándome entre las sábanas.
Nunca entendí esa dieta o de dónde la sacaste. Tampoco me lo dijiste, no me explicabas lo que hacías. ¿O era porque sólo tenías seis sillas?... Entonces era cosa de gritarte. Llegué. Vení. Esperá que te ordeno un poco esta cocina.
Apagando el televisor, enredada entre las sábanas.
Pero como no comprabas detergente no podía limpiarte bien las cosas. Dejá todo en remojo y vení. Ya habías apagado el televisor. Entonces cruzaba la cocina y pasaba al living... viviendo... nunca te gustó que diga living. Entonces cruzaba la cocina y pasaba al viviendo, con la luz apagada y la persiana baja.
Desnudándote en la cama.
Era cosa de manotear el interruptor para ver algo, subir la persiana y apagar la luz. ¡Qué día hermoso!. Todos nuestros domingos eran hermosos. Y corría la cortina sólo para darle un toque. A vos te gustaba el efecto de la cortina en el viviendo.
Completamente desnuda y mirándome.
Ya podía ir a tu habitación. Sé que contabas mis pasos y calculabas por dónde estaba. Por eso cuando daba un paso para atrás, queriendo engañarte, tosías suavemente. Tan sutil que eras.
Besándome.
A medida que me acercaba sentía latirte el corazón, cada vez más, más fuerte. Podía sentirlo como sentías el mío. Ahí apagabas el pucho. ¿Notaste que latían coordinados?.
Amándome.
Entonces tu cama era un revuelo y nosotros un tornado. Las sábanas eran ríos que nos surcaban, se secaban, se perdían como cascadas al borde del colchón y todo esto me deja exhausto. Jugando con mi mano en tu ombligo, mis dedos bailan, mis dedos bail, mis deds... ¿Volviste a prender el televisor?... Me quedé dormido... Un beso y me voy. En la puerta de tu habitación me doy vuelta y te miro, así quiero recordarte, en la cama sí, medio acostada, medio desnuda, siempre con el televisor encendido.

25 mayo 2006

La Plaza de la DEMAGOGIA

Hoy es 25 de Mayo. Condenados 196 años de historia, y nos seguimos condenando, ya que, como todos saben, nuestro presidente saldrá al balcón rosado a que una multitud (?) le diga SI!, como aprobando y apoyando su gestión (¿Demagogia?... Ah por favor!!! Es nuestra versión sudaca de la soberanía popular...). Y por como vienen las cosas, el 25 de Mayo pasará a los calendarios y los actos escolares como el día de la Lealtad K (ya veo niños disfrazados de pinguinitos -no encuentro el dieresis en esta compu- en los salones de actos). Es que en cuanto a fechas patrias (si la patria existe) y próceres (que sin duda NO existen) estamos innundados de un nacionalismo barato de 4º grado (cuando te hacen jurar la bandera, contento, creyendo que las instituciones y sus hombres se merecen tu respeto, y cantás el himno a Sarmiento como si él representara el esfuerzo de los miles de docentes que soportan, frío, lluvias, barro y un salario miserable, pero nunca se cansan de llevar la cultura y la ciencia hasta el rincón más remoto y olvidado del país).
Las fechas se confunden, figuran como borrosas fotos lejanas en el inconciente colectivo, marrones, que se destiñen mojadas, la lluvia de mitos que las corroe y un extraño sinsabor en la boca al cantar el himno, que siempre termina en pregunta: ¿O juremos con gloria morir?...
Y esa duda, que hace temblar los cimientos de este descomunal edificio nacional, permite que tenga su lugar el oportunismo más despreciable: aquel que hace de un acto nacional uno particular, de una fecha cívica una política, desterrando al olvido el verdadero sentido de las cosas para darle el que le conviene.
Si el 25 de Mayo fue el primer grito de soberanía popular, hoy ese grito esta siendo ahogado en un paralelismo que odiosamente es coicidente en fechas. Y es que claro, son 3 años de gestión K, que se cree merecedora de un reconocimiento masivo como el de la liberación nacional, o incluso mayor, hasta el punto de opacar la misma.
No pretendo desmentir los "logros" del gobierno actual (que como sabemos todos es muy propagandista, y según el dicho: mucho ruido, pocas nueces), no porque sea una empresa trabajosa, sino porque no es lo que me incumbe. Pero lo que verdaderamente me indigna es la polarización de una fecha patria, la conversión de la misma en un acto sectario, en un detestable show político. Esta clase de (este acto no tiene nombre, se lo dejo pues a su inventiva) "..." debería tener un repudio consensuado, porque no es más que quitarle a la sociedad civil lo más propiamente suyo: las fiestas cívicas.
Decirle, por tanto, NO a la plaza del si, es decirle NO A LA DEMAGOGIA, NO AL POPULISMO PROPAGANDISTA, NO A UN NACIONALISMO FALSO Y BARATO. Decirle NO a la plaza del si, es decirle SI A LA SOBERANÍA POPULAR, que es lo que sin duda, debería estar celebrándose hoy, y no 3 años de una gestión de gobierno...
YO DIGO NO A LA PLAZA DEL SI!!!

26 abril 2006

Fría silenciosa oscuridad solitaria

Lo prometido es deuda, y otro post para abril. Lo que viene es en realidad un juego de palabras, lo que al principio parece divertido y es como un trabalenguas, en realidad esconde también un mensaje... aunque no lo esconde, es re obvio jajaja...

Fría silenciosa oscuridad solitaria

Sólo solitaria soledad
solamente solos
oscurece oscuridad
oscureciendo oscuro

Solamente oscurece
solitaria oscuridad
oscureciendo solos
sólo oscuro soledad

Oscura soledad
solitaria oscuridad
¿Hay alguien allá?
¿Alguien allá hay?

Silencio silencioso
silenciador "Shhh"
¿Hay alguien allá?
¿Alguien allá hay?

Silenciosa oscuridad solitaria
oscura soledad silenciadora
Shhh
...

Ssssssssss (whisper)
Viento frío enfría fríamente
la silenciosa oscuridad solitaria
Ssssssssss (whisper)

Fría silenciosa oscuridad solitaria
roza la oscura piel de mi soledad
Fríamente silenciadora avanza
fría silenciosa oscuridad solitaria.

Enfría mi alma silenciosa
la deja sola en la oscuridad
¿Hay alguien allá?
¿Alguien allá hay?

Ssssssssss
Fría silenciosa oscuridad solitaria

19 abril 2006

El aula 8

Hacía mucho que no posteaba, pero en fìn me decidí y lo hice. Lo que sigue es algo que escribí el primer día del CBC, el 28 de marzo, mientras esperaba llegase mi profesora. Si no lo publiqué antes es porque no me convencía, pero en fin ahora sí y eso. Prometo más entradas para abril...

¿Alguien sabe dónde está el aula 8?

Tenía que ser así, imposible que fuera de otro modo. La historia es cíclica, recorre los mismos senderos sinuosos, eternos espirales. Lo de siempre le pasa al de siempre y eso es un vicio indestructible. Algo así como eso de que quien tropieza con una piedra lo vuelve a hacer y lo vuelve a hacer. No siempre es por ese "quien" que sucede. A veces la historia es caprichosa se ensaña con un único argumento y no lo suelta. Se aferra a él como un bebé a su chupete. ¿Que tenemos un destino? Bah! puras basuras. ¿Que la historia juega con nosotros en sus casualidades? Eso seguro. Pero también es seguro que podemos conocer sus trucos, o al menos, suponerlos.
Me lo imaginé. El día anterior se me había cruzado por mi mente. ¿Y si al igual que en primer año me equivocaba de aula y tenía que andar preguntado a todos cuantos viera cuál era mi lugar en el munndo?... No. Negué eso rotundamente. Tenía los horarios, la materia y el aula bien escritos. Además no había duda alguna, esta vez estaba yendo a una clase de Sociedad y Estado y no había ningun cartel que puediese engañarme (como el famoso s/l que puede interpretarse como salida laboral, o "sin laboral", como fue mi caso). Pero siempre, todo buen jugador lleva consigo un As bajo su manga (y está bien, no puedo culpar a la historia de ello, pues todos necesitamos garantías de ganar), y es necio, como me pasó, ignorarlo.
Así fue que fui a Drago, tranquilo, con la seguridad absoluta de haber crecido y haberme avivado. Entré lo más campante, como quien tiene de antemano ganada una batalla, creyendo encontrar el aula 8 en el mismo pasillo donde la 7 y la 9... Asombrosamente había un bache. 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 9... No había aula 8. Revisé una y otra vez. ¿Y si en vez de un 6 es un 8 que se borroneó?, no, no, por más que quisiera no podía ser. Mmm tal vez esta que no tiene número. Tampoco, era la bilbioteca...Así que con estas te venías eh!, raptando mi aula, desterrandola al inframundo!!!
Pregunté entonces a cuanta alma caritativa encontraba dónde podía estar. Que arriba, que abajo, que la que no tiene número. En fín, una recorrida express por Drago sin costo alguno, toda una ganga!. Resigando, pensé que me había equivocado, que lo mio terminaba en el secundario, tal vez eso del destino... o eso del mal de ojos, capaz era cierto y me habían ojeado o hechado la luz negra. O tal vez un gato negro que me cruzé, o la escalera que pasé por abajo...
- Está afuera che.
- ¿Eh? ¿afuera?... gracias...
Escéptico salí por una puerta que terminaba dando a un patio con árboles y pasto. Mi primer paneo no registró existencia de aulas allí, pero una segunda vista dio con el 31 y el 8. Efectivamente, eso del mal de ojos, del destino y el gato negro no eran más que idioteces.
Y sí, tal vez ciertas personas repetimos hechos semejantes. Pero lo cierto es que no existe destino alguno que nos automatize o enajene. Simplemente es la historia, que tras tanto llanto busca reirse un poco.

24 marzo 2006

(aÑoS) 30 (MiL)

Cuando se nubla y comienzan a escucharse los primeros truenos, lo mejor es irse uno a su casa y salvarse de lo inoportuno que es encontrarse mojado. Entoces uno se acomoda a la espera (inaguantable) de no poder manejar el tiempo y tener que subordinarse, pues, a los caprichos del mismo. Pero dentro, se cierran las ventanas, se bajan las persianas, se echa llave a la puerta y en absoluta comodidad despierta la ficción individual. Se olvida al no ver, al no escuchar, al no sentirse mojado, que afuera está lloviendo y lloviendo fuerte.
Si hoy se recuerda el 24 de Marzo de 1976 como el inicio del período más oscuro de la historia nacional, no es sólo por la tormenta que ennegreció el cielo, también lo es por las persianas que se bajaron (crujiendo-Por-algo-será), que no permitieron ver pero dejaron ser a la mayor de las injusticias.
Lenguas muertas de miedo, lenguas bífidas, lenguas que hablaban otra cosa pero no hablaban nada. Leguas atadas, lenguas atrapadas, leguas ahogadas y sangre en el río. Lenguas que no fueron, lenguas que podrían haber sido y no son. Lenguas que no conocen su historia, lenguas que no etienden el presente. Lenguas...
Treinta años que no cicatrizan porque tropiezan con la misma piedra. Hoy nuestra mirada no tiene que cargar consigo la reivindicación de un bando sobre el otro, no tiene que estar nublada como el día nefasto de divisiones y facciones. No hay vencedores ni los habrá, porque todos fuimos vencidos cuando comenzó a llover. Repudiar los crímenes y juzgar a los criminales, pero nunca hacer de eso un acto de venganza, sino un acto de justicia, debe ser un reclamo de todos, una lucha de todos. Asumir las responsabilidades como ciudadanos, como civiles, como sociedad, es el primer paso del sendero a una verdadera democracia (verde, que necesita madurar bastante en la Argentina del bicentenario), porque responsabilidad significa también asumir los errores cometidos, y asumir los propios errores, reconocerlos, es el inicio de cualquier aprendizaje. La complicidad (irresponsable) de la comodidad de quedarse en casa, en lugar de mojarse en la tormenta y esperar desentendido e indiferente a que todo pase, fue el fertilizante que hizo posible que las malezas crezcan en nuestro suelo, que promovió ese golpe cívico-militar (asumamos nuestra participación desde la inacción), que hoy lo sentimos fuerte y lo lamentamos en la creciete descreencia de las instituciones y el desprestigio de la clase política. El silencio, el maldito silencio nos condenó. Y hoy estamos perdidos en el caos del ruido...
Es una oportunidad la que se nos presenta hoy, de sentar cabeza y actuar. Porque el silencio y la inacción que hace 30 años nos cobraron más de 30 mil vidas, la cultura y el trabajo son los que hoy nos cobraron Cromagnon y generaciones enteras buscando un gramo de vida en la basura. Si queremos enteder por qué, para alguna vez alcanzar el nunca más, tenemos que mirar detro nuestro. Tal vez es mejor mojarse en la tormenta que terminar haciendolo con nuestras lágrimas y sagre...


"Por eso, por un momento pensé que al justo reclamo de madres y abuelas pidiendo aparición con vida para los desaparecidos, deberíamos agregar:
- Aparición con vida a tantas fábricas cerradas por una política de entrega.- Aparición con vida para millones de puestos de trabajo.
- Aparición con vida a la cultura nacional.
- Aparición con vida a la palabra nacionalismo sin que connote con fascismo.
- Aparición con vida al orgullo de ser argentino.
- Aparición con vida a todos los argentinos que se fueron al exterior por falta de trabajo y esperanza.
- Aparición con vida a los jóvenes que desertaron de la vida política y la militancia por descreer de ella.
- E, incluso, aparición con vida a unas Fuerzas Armadas poderosas e invensibles en su exclusiva tarea de defender a sus compatriotas, si distinción de ideologías."

Jorge Guinzburg

14 marzo 2006

Delirios

Volví después de un mes sin actualizar... o más de un mes, no se. En fin, el tema es que estuve en otras cosas y no tuve ni tanto tiempo ni tantas ganas de subir cosas. A veces hay que dejar ciertas cosas para hacer otras, olvidarse un poco, no ser rutinario, dar sorpresas, o simplemente tomarse el tiempon que uno quiere para lo que quiere... A continuación dejo una sarta de delirios que escribí... Me estoy dando cuenta que a veces no tengo mucha coherencia en lo que escribo, pero yo descrubo un mensaje interlineado, y de eso se trata, liberarse... "El arte es la envidia de los dioses" frase mía, creo...

Instante

¿Qué puede ser un momento, un instante? Se va y viene, fugaz, y se divierte con su astillado corazón. Una decisión es un punto, vuelta de página, un escalón más de la escalera al cielo. Se trata del vértigo y animarse a caer en el abismo. Sentir los huesos rotos y caminar, un poco más allá.
Necesitaba de ese instante de sueño. Tal vez aquel instante pudiera hacerlo vivir una eternidad. Una eternidad por ese instante y que ese instante sea eternidad, eternidad de sentido, con sentido por esos segundos y las sábanas transpiradas. Sí, siempre las sábanas, la noche y la transpiración. Sí, siempre vivir por esos instantes que lo hicieran caer, romper con la inercia de seguir y no ver, dar un paso al costado y abandonar la escalera al cielo. Era terminar con el orden, ese orden ciego de obediencia inentendida, simplemente impulso, como el impulso que lo hiciera dejarse caer y sentirse vivo.
Era cómico, tal vez por lo inexplicable. Un instante de sueño que lo hiciera caer en la realidad. ¿Quién lo comprendería?. Por esos días se hablaba al revés, de realidades que desgarraban sueños, los devoraban vorazmente y desechaban sus restos en melancolía y mar de lágrimas. Pero su sueño lo hacía entenderse, verse, sentirse. Su sueño lo hacía, lo hacía real. Sueño, luego existo, como que existo sólo si sueño por más que quieran despertarme. Entonces la eternidad de pasos y escalones y destino al cielo, sin marcas en su alma, sin huellas, sin rastros, no era más que una mentira, un paralelo, una pantalla que buscaba atraparlo, verlo agonizar en el miedo, comiéndose las uñas.La eternidad-vida-realidad era un engaño de sus sentidos. Lo verdadero, se decía a sí mismo, era ese sueño, ese amor, esas sábanas transpiradas, esa noche y esas lágrimas de felicidad. Ese instante que fuera de todo y por encima de todo le recordara una vez más que seguía vivo, y que podía vivir además de subir escalones que lo llevaran al cielo.



Ríos

Y todo fluye, y todo fluye sin parar. Ríos de fantasías, de sueños, de cosquillas en la panza, me trepan, me sujetan, me abrazan. Me recorren, se cruzan y me mojan, y llueven, por el cielo raso, las paredes húmedas y los vidrios empañados. El libro de anoche flotando, naufragando, buscando un puerto, un encaje, no en mis ojos, hoy no, salta, parece que vuela y se va. Se fue, sí. No está. Qué se yo, qué sabés vos... Sabés lo que quiero, al menos mostrás decisión, y me besas, me explorás, me recorrés suave. Otro río me atraviesa, sube por mi espalda y llega a mi cabeza, me estremece y mis manos tiemblan, entonces somos como un ovillo enredado. De seda, de hilo, de sábanas y pelos. Desenfreno, angustia y miedo. Y si sí, y si no, pero yo, mejor no, tal vez sí, ¿no lo ves?, somos dos, otra vez. Si ceder al amor, al fulgor, al capricho del corazón, es morir, matame, aca estoy. Quiero renacer, florecer, acostado en tu pecho, tomando tu brazo.


Veinte Años (Adolescer en Penumbras)

¡Qué veinte años no es nada!
¿Qué es lo que dura una mentira?
¿Qué es lo que dura el silencio?
Si veinte años no son nada.

Nada de nada, de no existir
nada de nada, de no ser
de viento helado cortando tu cara
y no sentir, ya no sentir.

¡Oh!, camino ligero
adolescer en penumbras
no es nada de nada
llorar en la lluvia.

Nada de nada, nadie ve
nadie me ve, nadie te ve
¿Quién te prende una luz?
¿Quién te tiende una mano?

Caminá no te detengas
aunque duela no reniegues
que si veinte años no son nada
¡Qué te espera tras la puerta!

Adolescer en penumbras,
Llorar en la lluvia,
No es nada de nada,
Callar y seguir...


"Caminar con otro fin que no sea el camino mismo"
Cortázar, Rayuela.

25 enero 2006

Tiempo de Tregua

Tiempo de tregua. ¿Tregua con quién?. No lo sabía, pero así solía llamarlo. Él era de esos a los que le gusta mucho la introspección, la retrospección, la otrospección y todo lo que significara analizar constantemente cada hecho, cada sentimiento, cada respiro y cada mirada. Como buen abogado llevaba su balanza de justicia consigo a donde quiera que fuera. No entendía sin embargo que ciertas cosas no se pesan ni se someten a las leyes, esperando el fallo judicial que le indicara si una acción había sido correcta o no, y si merecía por lo tanto quedar libre o condenarse al ostracismo. Frecuentemente su alma vagaba en pena, lamentándose tantos crímenes que "había cometido", inducido por el motor de la ilusión, los sueños y las espectativas, que lo conducían sin seguro, ni siquiera de responsabilidad civil contra terceros, por las avenidas ajetreadas de la realidad, que más que alma parecía el fantasma de un pirata viejo, ahogado y traicionado por su tripulación.
Tregua consigo mismo, con sus sueños, sus deseos. Prefirió hacerlos a un lado, pactar un distanciamiento, negociar una vuelta lejana en un futuro remoto del cual esperaba no tener noticias, al menos hasta que el juicio terminara. Nadie lo había citado a declarar. Él solo decidió sentarse en el banco de acusados, esperando el interrogatorio. Su abogada, Tristeza, cabizbaja dejaba desmoronarse a su cliente. Del otro lado, Razón, comenzaba el interrogatorio, acusándolo de no ser prudente, de no poder esperar, de nunca haber detenido la maquinaria de su fantasía, de creer que podría tocar su sueño mejor, de desperdiciar su tiempo... Él aceptó la acusación, se admitió culpable.
Se había estrellado a mil por hora en un callejón si salida de la Realidad. Llevaba de acompañante a su Corazón. Él había sobrevivido, su Corazón no. Era un asesino según la LEY de Conciencia, ese Estado donde todo sucede. Asesino por no tomar precauciones. Todos sabían que estaba prohibido andar a mil por hora en el Barrio Sentimientos y sin tomar los recaudos impuestos.
Salió de la sala sin mirar a su alrededor, le apenaba la vista ajena. Le llenaba de verguenza saber que otros supieran que una vez más no amarró a su Corazón al asiento, que planeó el viaje a Felicidad sin saber si allí tenía una habitación disponible, que una vez más había soñado más rápido que vivido...
Y sin necesidad de ser conducido por los oficiales, a paso lento fue a su celda - Dolor - cerró su candado y tiró la llave por la alcantarilla. Se acostó en la cama y cerró los ojos. Unas tímidas Lágrimas se asomaron a su ventana, pero cansado incluso de ellas las espantó con fiereza. No pudo. Fueron más, muchas más. Invadieron su cuarto hasta casi ahogarlo, pero esta vez no se resistió. Creyó que era su oportunidad: Hundirse en ellas y terminar. Y sin esperarlo las parades de Dolor fueron desmoronándose con las Lágrimas, hasta estallar en mil pedazos y dejarlo a Él flotando como un pétalo de flor en una fuente. La corriente de ese mar lo condujo hasta las puertas de Consuelo, la embajada. Entró tímido, temeroso, incrédulo y escéptico. Había oído que muchos criminales se escondían allí, donde les daban un pasaporte para Segunda Oportunidad, pero el no quería ir a Segunda, sino volver a Primera. Abrió las enormes puertas con un gran esfuerzo que casi lo desgarra.
Y allí descubrió un mundo nuevo. Encontró esas caras que creyó tendrían verguenza de él, sonriéndole, diciéndole "Bienvenido". Se realizó de que ya nadie que conociera se encontraba en Conciencia, todos habían escapado. Nadie lo acusaba, nadie lo miraba mal. Allí no habían leyes que lo condenaran por soñar, que lo condenaran por amar...
Allí entendió que cuando los sentimientos nos conducen lo mejor es dejarlos tomar las riendas, que si se estrellan contra alguna pared es porque sólo se equivocaron de camino, y que si no los acusamos con la Razón algún día volveran a invadirnos con su magia, limpiarán el dolor y nos conducirán a la Felicidad...
Su Corazón lo esperaba con los brazos abiertos, a su lado, sus sueños, sus deseos, sus ilusiones y sus espectativas. La tregua había terminado...

De corazón deseo que vuelvas a soñar, que vuelvas a reír, que vuelvas a creer... Un abrazo a tu alma, que ya no sea un fantasma...

10 enero 2006

Oasis

¡Ay Aurelio!, mi alma está radiante de esperanza. Hoy volví a nacer, como nace un yuyo entre las piedras, perdido en un oasis de aquel desierto que creí la vida. Y tal vez de eso se trate Aurelio. De ir encontrando oasis que nos demuestren que la vida es más que arena y Sol, sufrimiento y dolor. Porque algún día seguiré caminando bajo el astro inmutable y llegaré a otro oasis, esta vez más grande. Y así continuaré, hasta hallar aquel cuyos límites se mezclen en el horizonte azul de mis días. Y no tendré que preocuparme más por la arena quemando mis pies, y si correré no será para evitar el ardor, sino para festejar la libertad, para irradiarlo todo con el encanto de sentirme verdaderamente vivo en aquel lugar...
Hoy Aurelio encontré un oasis. Hoy bebí agua fresca, agua que renovó mi cuerpo y mi alma, agua que le permitió a mis ojos llenarse de lágrimas, para poder llorar lo que siempre tuvieron que contener. Hoy volví a ver mi cara, reflejada en el agua, y hoy sonreí al encontrarme una vez más, al descubrir que aún estoy vivo y me queda sangre para seguir. Porque sé, Aurelio, que aquel día llegará, y que de aquel lugar ya nadie me sacará...

EnCuEnTrO

Se besaron tiernamente, pero con el fuego y la fuerza de un volcán, que apaciguado por años decidió un día despertar con toda su violencia. Sintieron dolor, pero no fue el beso, sino el tiempo que el miedo les arrebató.
Sus manos exploraron sus cuerpos, cada centímetro, cada lunar, cada pelo, y se encontraron con los mismos cuerpos con que a la noche soñaban entre el llanto y el deseo, bajo la sábana de lo imperceptible. Sus lenguas no respetaron ningún límite, y no se detuvieron hasta hallarlos mojados en la misma sustancia. Se deseaban y dejaban su vida en cada suspiro, en cada gemido, tragando su aliento a bocanadas sin permitirle mezclarse con el espeso aire que los abrazaba, con la desesperación de no querer dejar escapar sus almas, para poder poseerse por siempre, burlado al tiempo y la distancia.
Una tormenta monzónica recorrió la improvisada cama, dejándolos desnudos, enredados en un caos de almohadones, agotando sus fuerzas contenidas, adiestrando la fiereza que corría por sus venas, convirtiéndolos en dos figuras blandas y suaves, tiernas como dos pimpollos retozando al sol. Un tenue haz de Luna se coló por entre las rendijas de la persiana, rociando sus cuerpos con la frescura de la madrugada, iluminando la sonrisa de sus rostros, resaltando sus curvas, pintándolos como si fueran un cuadro apacible de un museo olvidado, retratándolos jóvenes por la eternidad, como dioses griegos en su Olimpo.
Y mirándose, penetrando en la profundidad del silencio de sus almas, anhelando detener el tiempo en aquel cuadro, fueron dejando caer sus párpados al día naciente, descansando en el lecho prohibido del acto inmoral de buscar el amor por el lado equivocado. Pero sus caras, incongruentes con ello radiaban tranquilidad y alegría. Equivocado o no estaban seguros que lo que habían encontrado era amor. Y aquello los mantenía vivos...

Ovillo

Siento que la vida se me escapa en un hilo
con cada respiro, con cada suspiro.
Enredándose en un ovillo interminable
lleno de nudos y cabos sueltos,
de distintos colores y texturas.
Cada hilo se amarra firmemente
se ubica a su antojo, se mezcla y cofunde.
Y el ovillo rueda por callejuelas eternas,
se adosan hilos ajenos, prestados y compartidos
algunos se separan y a veces vuelven,
otros perduran por siempre.
Y con el tiempo muchos hilos se cubren,
se pierden y olvidan.
Algunos nudos se desatan,
los colores se desgastan,
y muchos cabos sueltos se esconden pero están,
aplastados por una bola que no deja de rodar.
A veces creo poder sostener ese ovillo,
tenerlo en mis manos, contemplarlo,
hacer ciertos nudos que deseo
y desatar otros que hubiera preferido nunca tener,
buscarle su razón a los cabos solitarios
y poder teñirlo de un color que iluminara al pasar.
Luego abro los ojos y descubro la ilusión,
el ovillo no se ha de detener,
y lo que se enredó queda para siempre en él.
Hasta que llegue el día que se encuentre sólo,
se acabe la lana y nadie pueda prestarle más.
Sólo allí se detendrá,
y así tal vez podré desenredar mi vida,
conocer sus misterios,
el engaño de la razón y la memoria.
Y contemplarla como en verdad fue,
entender el comienzo de cada hilo,
el por qué de su color, el por qué de sus nudos,
atar en mi corazón los cabos perdidos
y luego rearmar el ovillo tal como fue,
para poder al fin caminar en paz,
con él entre mis manos...