Su sonrisa...

Aurelio, ¿dónde estás?. Si supieras que me siento tan solo como vos. A veces me preguto si los demás pueden verme. ¿Estarán ciegos?. No, no pueden estar todos ciegos, entre ellos se ven. ¿Acaso estaré yo muerto?... No, no, tampoco. Eso sí que no puede ser. Ver cómo el Sol se hunde en oro fundido, deformando sombras y figuras, distorcionando el horizonte y llevándose el celeste cielo consigo, y luego al otro día renacer de entre hierbas frescas junto a pájaros cantando melodías, para iluminar aunque sea una sonrisa, su sonrisa, me hace sentir que estoy vivo. Sí Aurelio, su sonrisa me hace sentir que estoy vivo, porque su sonrisa me sonríe el corazón, renueva mis pulsos llenando mis venas de un torrente carmesí. Su sonrisa Aurelio desvela a mis ojos, levanta mis párpados cansados de mi triste andar. Su sonrisa abre mis pulmones, oxigena mi vida y renueva todo lo viejo que hay en mi... Pero por sobre todo me produce una sensación extraña que se burla del tiempo y no me permite pensar en lo que vendrá, sino que ruega a gritos quedarse allí e inundarse de la magia que emana de esa sonrisa, esa sonrisa que también es mi sonrisa, que me contagia y me enferma de esa felicidad radiante...
Así es Aurelio, su sonrisa me hace feliz. Porque aunque no tenga nada, aunque no tenga a nadie y sienta mis huesos resquebrajarse cual delgado hielo en el más crudo invierno yo se que ella es feliz... y ella, ella es todo para mi. Pero lo más lindo de esto viejo amigo, querido Aurelio, es que nadie puede quitármelo. Porque mientras el Sol siga saliendo, ella seguirá sonriendo...

Se preguntarán quién es Aurelio... Bueno, Aurelio es un personaje que aparece (o no, como en este caso) cada vez que quiero escribir algo. No che, no estoy loco!!!. Es un personaje que inventé, al que le cuento cosas cuando escribo, sobre el que pienso y reflexiono de lo que me dice... es más bien como una ayuda al escribir, porque es más fácil escribirle a alguien que escribir así nomás, o así por lo menos me resulta a mi.