25 octubre 2006

De eso

Tal vez se trate de eso.

Mojarse una noche bajo la lluvia sin que importe nada,
pisando los charcos,
cantando,
saltando,
gritando,
bailando,

La inmensidad se presenta ante nosotros en las cosas más pequeñas.

Una gota
Otra gota
Ya son muchas…
Y tu cuerpo rompiendo esa cortina de agua celestial,
como cuando creía en su origen divino,
me deja estupefacto,
aniñado ante su espectacular visión.

Ese mundo que parece tan maleable, tan predecible, tan programable se resquebraja.

Caen caen caen!
Las gotitas del cielo caen y caen!
Te salpican y se derraman por tu cuerpo
Tan permeable,
Tan desprotegido,
Tan delicioso.
Y yo que no pensaba,
Yo que no creía que esa noche,
Justo esa noche...

Deja entrever luz entre la nubosidad latente que cubre mis ojos del día.

Me animo a ceder y no creer,
Todo orden es tan vano amor!
Tan vano amor!
Que el tiempo se desarma en cada beso,
Abrazados en la noche fría
Que ya es de mañana
Y nos encuentra solos y mojados
Mientras las gotitas siguen cayendo
Y nos siguen mojando.

Todavía creo que hay algo espontáneo y nada esta del todo dicho.

Tus ojos
Abiertos
Cerrados
Tus ojos

Los míos
Ya no se,
Tal vez abiertos
Tal vez cerrados
O ambos a la vez.

¿Acaso dejó de llover?

Pero no sé.

Tal vez se trate de eso.
Llegar a casa con la incertidumbre de si fue
y no poder saberlo
hasta no volverte a ver.

15 octubre 2006

Faroles encendidos...

No-pensado… eso fue algo no-pensado.
¿Cómo podría haberlo pensado?
Jamás, jamás…
Impulso-reacción. Determinación.

Tal vez debiera pedirte perdón…

Los faroles aún encendidos, el rumor de una noche más perdidos en la ciudad, como todos en esta ciudad, como todos en toda ciudad.
Suave rocío nocturno, me moja los pies perdidos entre los tuyos, mis manos que te buscan, que te encuentran… ardiendo…
en el cuello, entre las piernas…
latiendo, más y más…
en un banco, una plaza, aislados, escondidos… solos…

La nada.

Nosotros.

Nosotros y la nada.

Nada más allá de nosotros mismos.

Presente, esa pretensión vaga, estúpida,
cómoda,
de creer que la revolución se hace hablando.

¡Nada se hace hablando!.

Hablando sólo se vuela, sólo se sueña.
Las palabras sólo acarician las almas, perdidas, como todas en esta ciudad, como todas en toda ciudad. Las acarician, nada más.
La revolución exige fuego, destrucción, odio, valor…

¡Amor!.

Soy una simple recreación de lo que no puede ser,
un vago deseo de realmente ser…
¿Cómo ser libre ser si no se es sino lo que dice ser?
Y yo digo… y mucho…
Y me esclavizo… y mucho...
de lo que digo y no digo,
de lo que otros dicen por mí (y sin preguntar).

Ser.

Como misterio.
Como meta.
Como fin.

Y entre todo eso vos…

Vos como revelación,
Vos como resguardo, inspiración,
Vos como descarga (injusta) de mi impotencia,
De esta ficción… de este ensueño.

De esta revolución… tan ilusoria…
De este vuelo… tan real…
De este quererte… de este perderme…
De este no importarme ya ni mis palabras…

¡Silencio!.

Hablar, hablar, hablar…

¿Para qué?

Si tan solo pudieras callarme…

Desechar los preámbulos que necesito para amarte.

Si tan sólo pudieras besarme…

Si tan sólo…

Amarte.

Como misterio.
Como meta.
Como fin.

Como lo único realmente real.

La nada.

Nosotros.

Nosotros y la nada.

Nada más allá de nosotros mismos.

De este banco, esta plaza, esta noche y los faroles encendidos.